sábado, 23 de mayo de 2020

Prospectiva Humana





1. América Latina requiere una prospectiva distinta?2

De acuerdo con Lourdes Yero (1997), en América Latina se han sucedido varias oleadas en la “socialización” de los estudios del futuro. Después de su “arribo” y “presentación en sociedad”, diversos autores han caracterizado sus diferentes facetas y han hecho importantes contribuciones, sobretodo en lo que se refiere a la divulgación de las metodologías y principios fundamentales.No obstante la variedad de puntos de partida, existe un consenso tácito alrededor de la valoración de la prospectiva francesa como referente principal para el continente. Este consenso se ha venido afirmando a medida que avanzan los años noventa. Cuando se exploran las razones de este interés, varias son las razones que emergen:

  • Una primera razón de índole histórica es que la futurología, tan valorada en norteamérica en los años sesenta, no tuvo mayor acogida en la región debido a su lógica implícita, según la cual el futuro implica una prolongación más o menos coherente del pasado. El debate de entonces no permitía aceptar este supuesto. La competencia entre socialismo y capitalismo como sistemas de organización social, y entre marxismo y funcionalismo como teorías sociales preponderantes, en cambio, ponía el acento en la necesidad del cambio social y la superación del “subdesarrollo” a través de la planificación.

  • Luego en los años setenta y ochenta, factores tales como los excesos y carencias de la planificación de tipo normativo-tradicional, la crisis de la teoría social, el análisis de una gran cantidad de experiencias empíricas y la ausencia de “proyectos sociales” , fueron mostrando que los estudios del futuro en América Latina requerían avanzar en diferentes aspectos. Autores como Costa Filho (1990) señalaron que se debía profundizar en las conceptualizaciones sobre el desarrollo, las modalidades de intervención social, y el rigor metodológico.

Es en este contexto que la prospectiva francesa ha ido ganando seguidores en la región. No solo porque ofrece una caja de herramientas que se supone muy solvente en la práctica, sino por lo seductor de su discurso aparentemente humanista y transformador. Así las cosas, la puesta en marcha de varios proyectos bajo su guía metodológica, y la multiplicación de los consultores y profesionales que siguen sus directrices, ha terminado casi por hacer olvidar que existen otras perspectivas en los estudios del futuro, y se ha convertido prácticamente en la formación dominante de los futuristas. Pues bien, con base en mi experiencia práctica de 9 años -gran parte basada en la escuela francesa- y en un análisis retrospectivo y de la situación actual de los estudios del futuro, en este artículo se hará un análisis crítico de sus aportes reales, y se argumentará porqué es necesario considerar en cambio a la previsión o prospectiva humana y social como una opción real y accesible para la región. Se compararán ambos enfoques e identificarán diversos desafíos de vital importancia para su desarrollo. Se espera de esta forma reinvindicar la necesidad de profundizar en bases realmente humanistas de la prospectiva, en sus fundamentos en ciencias Sociales, y su dimensión cultural y educativa para la formación de una nueva generación de futuristas en América Latina Pie

2. La prospectiva : Breve perfil de la escuela francesa

2.1. La etimología y los conceptos de los pioneros
De acuerdo con Cazes (1991) en el “Larousse pour tous” (edición de 1908), figura el adjetivo “prospectivo” definido así: “que mira el porvenir”, y el ejemplo que lo avala, “una crítica prospectiva”, corresponde a una fórmula utilizada por Théophile Gautier en su prefacio a
Mademoiselle de Maupin. Según el autor, la innovación introducida por el filósofo Gaston
Berger en 1957 consistió en hacer de prospectivo un sustantivo, y en emplearlo para caracterizar un estado de ánimo particular, que consiste en ver en el futuro no una realidad oculta que posee ya una existencia y que se llegará a descubrir empleando métodos científicos apropiados, sino más bien el resultado deliberado o involuntario de nuestras acciones; de ahí la necesidad, decía, de reflexionar sobre el porvenir cada vez que había que tomar decisiones (no triviales).
Más exactamente, Berger (1967; 10-12) pensaba en la necesidad de constituir una
antropología prospectiva que permitiera reconocer el sentido general de las transformaciones,
una aproximación a la velocidad con la cual se producen los cambios sociales, y encontrar los factores profundos que de ellos se derivan. Proponía el análisis intencional como el método privilegiada para poner en evidencia las “intenciones profundas y a menudo inconscientes que animan a los individuos y las sociedades” (op. cit, 10). Tal análisis debía realizarse a través de un trabajo de equipo, con la “recta colaboración de filósofos atentos a los fines y preocupados por los valores, y de especialistas que estuvieran perfectamente informados de las realidades de sus dominios y de todos los medios que las diversas técnicas ponen a nuestra disposición” (ibid). De esta suerte la antropología prospectiva debía “dar a nuestras acciones un cuadro preciso de fines válidos y bases sólidas”. Pero ella no pretendería ahorrarnos la responsabilidad de escoger. No nos daría una figura de autoridad a la cual ineluctablemente plegarnos. En cambio, nos dibujaría a grandes rasgos varios mundos posibles donde solo uno sería promovido a la existencia. Por consiguiente no nos dispensaría de juzgar, sino que nos ayudaría a aclarar nuestro juicio y a formarnos nuestra capacidad para ser solamente hombres conscientes de nuestros límites y nuestras debilidades, más atentos a los deberes y a prevenir los riesgos. En suma, la antropología prospectiva invitaría a la prudencia, y a “descubrir posibilidades exaltantes para que las futuras obligaciones parezcan ligeras y para que la humanidad adolescente renazca a la esperanza y a descubrir un sentido en su destino” (ibid, 10).
Fundamentalmente Berger acudió a la fenomenología husserliana para ampliar los horizontes de la reflexión sobre el futuro. Cuando usó la palabra prospectiva pensaba en oponerla a retrospectiva, con el fin de incitar al rechazo a una concepción simplista del presente, un presente “sin espesor, sin duración y sin memoria”, noción propia del empirismo puro. Según Piganiol (1974; 11-12), para Berger dichas actitudes corrientes estaban demasiado marcadas por la costumbre errónea de ver el presente solo como el sucesor de los pasados desvanecidos, sin tener en cuenta las potencialidades que encierra. Vale decir, que para la fenomenología del tiempo nuestra experiencia nunca se limita al presente y al pasado, en
realidad reune también las experiencias que hubiéramos podido tener (potencialidades del pasado) y las que podríamos provocar, ahora o más tarde (potencialidades del futuro). De este modo la percepción común y corriente no ve hasta que punto el futuro impregna el presente y por tanto lo desdeña o subvalora. Berger abogaba, pues, para que el presente se viera en forma total, con su peso de existencias, de realidades y de potencialidades. Este análisis filosófico es esencial porque ensancha muchísimo el campo de la visión, al mostrar que siempre estamos ante varios porvenires, que podemos orientar desde el presente.
Ahora bien, Bertrand de Jouvenel dió un nombre a estas potencialidades del presente y del futuro: los futuribles o futuros posibles, susceptibles en todo momento de ser examinados, sea para aclarar nuevamente el presente, o sea para decidir y actuar. Tal neologismo designaría “los descendientes del estado actual que nos parecen posibles”, utilizando adrede el plural para sugerir que en todo momento existía más de un futuro posible (Piganiol, op. cit. 12). Su propuesta “El arte de la conjetura”, como llamaría a su libro más famoso, (De Jouvenel, 1967) sería entonces aquel que busca el rigor científico y la intuición para descubrir los hechos portadores de futuro, encontrar correlaciones entre ellos e identificar sus evoluciones más probables. No obstante el autor, politólogo y economista, pedía también que este arte fuera empleado para que los políticos en sus actos se inspiraran más en el futuro que en el pasado.
Así las cosas, para Piganiol (ibid. 12) las contribuciones de Berger y de Jouvenel configuran
todas las características esenciales de la prospectiva: ser una actitud frente al presente que
integra futuro y pasado, una reflexión que permite imaginar futuros posibles, un método que nos ayuda a decidir mejor de cara a la acción, y una senda de esperanza para vivir mejor en un porvenir que distintos caminos atan al presente. Sería entonces la búsqueda de estos caminos que desde el presente nos conducen a vivir un futuro con sentido.
2.2 Los postulados humanistas
Para Pierre Piganiol (1974; 12-13)son cuatro los postulados subyacentes a la actitud
prospectiva: lucidez, libertad, voluntad y poder.4
Afirma Piganiol que admitir que se pueden definir porvenires posibles y ligarlos al presente por caminos realistas quiere decir que el ser humano es lo bastante lúcido como para descubrir los gérmenes de la sociedad futura, en medio de la complejidad y las contradicciones de esta época. Posición que, por demás, no está exenta de cierto orgullo, por lo cual no faltan aquellas personas escépticas que dudan de las reales facultades humanas para analizar los mecanismos que transforman la sociedad y por tanto de su capacidad de control sobre los cambios sociales que desencadenan. En opinión del autor, el segundo postulado es el más importante puesto que la prospectiva admite que los futuros posibles no son exclusivamente el resultado automático de situaciones pasadas, que son múltiples y que podemos en cierta proporción escogerlos libremente. Esto implica ir contra una concepción determinista de la historia y significa una postura contra el fatalismo y el azar, pues sería el ser humano quien tiene la capacidad de crear nuevos senderos en la historia a través de sus decisiones. El tercer postulado sería el más fácilmente admitido. Plantea que la voluntad es aquella que
4 Hughes de Jouvenel (1993) desarrolla los postulados de la libertad, la voluntad y el poder como un aspecto central de
la filosofía implícita de la prospectiva.
decisivamente orienta el porvenir, a través de la definición de objetivos y de la movilización del poder necesario para alcanzarlos. Y se encuentra íntimamente entrelazada con el cuarto postulado, que es el más “pesado”, porque admite que si se puede con las medidas y reflexiones adecuadas conseguir los objetivos propuestos.
Ahora bien, resulta oportuno también aceptar que en nombre de la humildad se ha dudado de la verdadera capacidad del ser humano para desplegar su poder y voluntad, y “es prudente admitir que la lucidez tiene sus sombras, la libertad sus límites, la voluntad sus debilidades y el poder sus incoherencias”. No obstante, dice Piganiol, que el prospectivista no puede admitir esto como una renuncia al futuro, la cual es más una confesión de impotencia convertida en doctrina y una “mala costumbre y una coartada” de aquellas personas (los políticos) a quienes los problemas del corto plazo obligan a descuidar las perspectivas lejanas. En este sentido la prospectiva admite que sus ideales muchas veces son imposibles de conseguir pero espera poder acercarse a ellos. En esto es más aterrizado que el pensamiento utópico. Pero no se resigna al fatalismo amargado que caracteriza el pensamiento realista y cínico. Por consiguiente, la prospectiva se sitúa en la vía del medio entre la negación total de la capacidad de transformación de las estructuras por el ser humano, y el optimismo ciego de los tecnócratas. En sus palabras, el prospectivista se ubica “entre los que no creen ni en el cero ni en el infinito, pero esperan que nuestros esfuerzos imperfectos lograrán conseguir parcialmente los objetivos deseados”.

2.3 La actitud prospectiva: un estado del espíritu orientado a la acción:

La Prospectiva entonces permite la incursion sistematica en los posibles escenarios futuros, no para predecir la ocurrencia de un determinado fenomeno sino más bien para identificar las fuerzas que impulsan el cambio social (citado por Costa-Filho, 1990). Por tanto es sobretodo una actitud, un proceso intelectual, un estado del espíritu orientado hacia la acción, que emplea técnicas particulares más o menos sofisticadas, para hacer expresar los deseos inconscientes, que una vez puestos al dia modifican el presente, y por ende actúan sobre el futuro. (Teniere-Buchot, 1985).
Para Godet (1994), este “estado del espiritu” orientado a la acción se sintetiza en tres ideas
basicas:
  •  El futuro no esta escrito, esta por hacer. Por ello la prospectiva no puede confundirse con la prevision en el sentido tradicional (a lo Eric Jantsch), la cual está excesivamente marcada por la cuantificación y la extrapolación de tendencias. La prospectiva apuesta a un futuro decisivamente diferente del pasado.
  •  El futuro es la razón de ser del presente. Por tanto lo que se experimenta en el futuro es el resultado de las acciones del pasado, y lo que se desea explica las razones del presente.
  •  La prospectiva es necesaria para iluminar la acción. La prospectiva es una reflexión para iluminar la acción del presente con la luz de los futuros posibles, ella no pretende eliminar la incertidumbre con una predicción ilusoria, sino tan solo reducirle todo lo posible y tomar decisiones que vayan en el sentido de lo deseado.


Según Godet (1994) habría entonces tres actitudes básicas frente a la incertidumbre y las potencialidades del futuro: la pasiva (aquella que sufre el cambio), la reactiva (que espera el cambio para reaccionar) y la prospectiva, que tiene un doble sentido: la preactividad (que consiste en prepararse a un cambio anticipado) y la proactividad (que actúa para provocar un cambio deseado). Para Cazes (1997; 30-31) la actitud prospectiva constituye así un interés que se manifiesta cada vez más en mirar hacia el futuro. Pero no se trata tanto de un deseo de aclararlo como si fuera un misterio, sino de una esperanza en conformarlo de acuerdo a nuestras preferencias, una actitud superior a aquella de sufrir pasivamente el futuro o de estar desinteresados respecto al porvenir. Entonces para la corriente francesa, la prospectiva es primero un acto imaginativo y de creación, luego una toma de conciencia, y por último implica la convergencia de las expectativas, deseos, intereses y capacidades de la sociedad para alcanzar ese futuro deseado. Sin embargo, centrarse en las decisiones no significa que la prospectiva consista solamente en enunciar lo deseable, dado que las escogencias que operan sobre lo deseable tienen la particularidad de desenvolverse en un futuro incierto, sus consecuencias son susceptibles de variar en función del contexto futuro en el cual deben realizarse, y con seguridad podrán variar substancialmente con relación al momento en el cual se toman y preparan las decisiones.

De otro lado, Hughes de Jouvenel (1997; 98-99) plantea que la prospectiva no tiene sentido sino para aquel que está animado por una intención, y que posee un sistema de valores y de ideas en virtud del cual es capaz de definir un objetivo y concebir un futuro deseable. Aquí sale a la luz el concepto deproyecto, “expresión de un querer que, para ser logrado, se inscribe necesariamente en la duración, una duración cuanto más larga que su puesta en marcha implica una ruptura con el orden existente, una movilización de recursos de los cuales no se dispone en el instante. Aquí interviene la ecuación sutil entre el sueño y la razón: el primero genera visiones que nosotros nos formamos de un futuro mejor, que pasadas por el tamiz de la razón se convertirán en los verdaderos motores de la acción”.5Para el autor, esta dimensión esencialmente subjetiva inherente a los proyectos -implícitos o explícitos- representa un obstáculo de gran tamaño a todo análisis del futuro que pretenda ser neutro o científico en el sentido tradicional, dadas las dificultades para descubrir las verdaderas motivaciones de los actores, más allá de lo que suelen manifestar. No obstante, a esta dificultad de analizar el poder de las ideas y la intensidad de los deseos, se puede hacer frente con base en criterios de decisión y procedimientos de arbitraje que permitan estructurar la reflexión acerca del futuro. De este modo, la “puesta en marcha del proyecto” requiere métodos y procesos estructurados.

2.4 Las diferencias con la previsión clásica y la búsqueda del método
Establecer la distinción entre prospectiva y forecasting ha sido una constante en el
pensamiento francés. Mientras Michel Godet compara estos enfoques (ver tabla abajo)
haciendo énfasis en las causas frecuentes de errores de la previsión clásica, Hughes de Jouvenel (1997; 99-100), plantea que las características que identifican a la prospectiva serían las siguientes:

  • La prospectiva es un camino pluridisciplinario de inspiración sistémica, que considera los  fenómenos a partir del conjunto de sus factores e interrelaciones.
  • Es un proceso que integra la dimensión del largo plazo, pasado y futuro, para descubrir las variables de inercia y las variables que fluctúan en escalas de tiempo más cortos; eliminar los efectos de ciclo y recuperar la libertad de maniobra para realizar las reales transformaciones.
  • Es un proceso que integra rupturas; no postula la continuidad del cambio, sino que incorpora las innovaciones, los efectos de umbral, la irrupción de los actores “rompe-hábitos y la voluntad humana de cambiar las reglas del juego.





Ahora bien, en el plano operativo, serían cinco sus características básicas (Hatem, 1993,
19):
  • El carácter cualitativo del ejercicio;
  • La globalidad del enfoque;
  • La racionalidad;
  • El voluntarismo; y
  • La visión a largo término.

Cuestiones que según Godet fundamentarían las siete ideas claves que articulan los métodos
prospectivos:

  • La clarificación de las acciones presentes para iluminar el futuro.
  • La exploración de futuros múltiples e inciertos
  • La adopción de un enfoque global y sistemático
  • La consideración de los factores cualitativos y las estrategias de los actores
  • La conciencia de que la información y los pronósticos no son neutrales
  • La opción de la pluralidad y complementariedad de los enfoques
  • El cuestionamiento a las ideas preconcebidas de los pronósticos y los prospectivistas

Pues bien, todo este esfuerzo francés por diferenciarse del tradicional forecasting anglosajón terminó por la puesta a punto de una caja de herramientas, un conjunto de técnicas ensambladas alrededor del método de los escenarios, tales como el análisis estructural, el análisis de las estrategias de los actores, el análisis morfológico, las matrices de impacto cruzado, el análisis multicriterios, etc. Esta labor comenzó con la Datar en el año 1970 y continuó con los aportes de muchas instituciones, especialmente Electricidad de Francia, el Ministerio de la Defensa, el Commissariat General du Plan etc., encabezada por Michel Godet. Su gran mérito consiste en pasar la prospectiva, del discurso un tanto literario de los pioneros, a la práctica concreta de la realidad cotidiana. Para ello se basó en los métodos de expertos creados por los norteamericanos en los años sesenta y setenta, sobretodo por Theodore Gordon y Olav Helmer (Cfr. Helmer, 1983) y creó un proceso con una secuencia organizada de etapas, apoyado en la formalización matemática, el cálculo de probabilidades y la investigación operacional.6De esta suerte el desarrollo de herramientas informáticas permitió la aplicación y divulgación de la prospectiva para una audiencia amplia, que incluye empresas privadas, organizaciones del sector público y administraciones territoriales en Francia y fuera de ella. Por lo cual desde los años ochenta se registra un visible impacto social y el surgimiento de diversas modalidades organizacionales y territoriales de aplicación de la prospectiva, con diferentes tipos de resultados en la práctica (Cfr. Lesourne & Stoffaes, 1996; Saab, 1997). Por último, es de anotar el rumbo que le ha imprimido Godet a la prospectiva en los años noventa, poniendola al servicio de la acción estratégica y del proyecto de empresa, y por tanto denominándola prospectiva estratégica.

2.5 Perspectivas presentes y futuras

2.5.1 Crisis en la segunda generación de la prospectiva francesa?
Ahora bien, a 40 años del lanzamiento “oficial” de la prospectiva por Gastón Berger, y después
de haber conocido su época de gloria, cuál es la situación actual de la escuela francesa?
Para Goux-Baudiment (1996; 1997; 1998), en Francia la escuela de pensamiento creada
por Gastón Berger y Bertrand de Jouvenel se ha tornado minoritaria, siendo reemplazada 6 por una versión caracterizada por la influencia casi exclusiva de la economía, la utilización de herramientas de naturaleza matemática e informática (modelos, análisis estructural, MicMac, etc), y un matrimonio de conveniencia con la planeación estratégica.7 Esta nueva práctica identifica lo que la autora denomina “prospectiva de segunda generación”, la cual habría dominado el escenario francés progresivamente en los años setenta, ochenta y noventa. Pero que en los últimos años parece estar entrando en una crisis, debido a las siguientes razones principales, que surgen de un sondeo en el campo y de su amplia experiencia:

  • La inadecuación de su oferta a las nuevas demandas de las empresas y la administración pública, dada su tendencia a aplicar “modelos predefinidos”, complejos, costosos, inflexibles y pesados en su operación.
  • El aislamiento y la poca escucha de la alta dirección, debido su preferencia a trabajar sobre los datos y no sobre los procesos, y a su “labor de oficina” basada en metodologías arriba-abajo, desconectadas de los procesos reales de cambio en el seno de las organizaciones.
  • La brecha generacional y el vacío en la formación de nuevos prospectivistas, a causa de la falta de reconocimiento por la comunidad académica, la escasez de programas de ensañanza (apenas un programa y un solo profesor “oficial”) y la falta de oportunidades para la profesionalización de los jóvenes talentos.
  • El “déficit de futuro” de la sociedad francesa, originada en el excesivo centramiento en el corto plazo y el individualismo imperante que obstaculiza los procesos y las filosofías de construcción colectiva del futuro.
  • El debilitamiento institucional, debido al desmonte progresivo de los grandes aparatos estatales de la planificación a largo plazo, la tendencia a instituir solo pequeñas células en los ministerios encargadas de la vigilia estratégica y la evaluación, y
  • La aparente pérdida de influencia y dinamismo en el ámbito internacional de las grandes asociaciones y los grandes profesores franceses de prospectiva.

El panorama es des-concertante, puesto que, cuando más se necesita una prospectiva fuerte y estructurada a nivel mundial, ésta se encuentra en Francia en un momento de aparente crisis o más bien de cambio entre esta segunda generación y una tercera en formación. Cuáles serían entonces para Goux-Baudiment los factores que podrían revertir esta situación? Por el lado de la demanda, una reciente legislación que obliga a las regiones a fundamentar en la prospectiva sus “contratos” con la nación y a la DATAR a realizar una visión a largo plazo de la sociedad francesa. Y por el lado de la oferta, las propuestas de una tercera generación en surgimiento, para adecuar la prospectiva a los nuevos tiempos; a saber:

  • Un retorno a las fuentes y a la impronta humanista original.

  • Una real formación de los practicantes y una re-estructuración de las modalidades y los métodos.
  • Un mayor equilibrio entre la anticipación y la evaluación en la práctica operacional.

  • Un mayor énfasis en la evaluación de los impactos y un estudio de las mutaciones y rupturas en horizontes más cortos, a medida que la incertidumbre se acrecienta.

  • Un nivel de conceptualización más alta, más global, mejor fundamentada en las ciencias sociales, especialmente en ciencias políticas, sociología y geografía.

  • Un sentido más intuitivo, inductivo, integrativo y creador; una voluntad fuerte para innovar y explorar nuevas vías. 

  • Una orientación hacia la solución de problemas, que permita estar más cerca de las preocupaciones de los decisores públicos y privados, basada en un enfoque operacional, la práctica sobre el terreno, el benchmarking y la anticipación enfocada en la construcción de visiones compartidas del futuro.

  • Trabajar con equipos y métodos sobre medida, eficaces, capaces de darle la palabra a los no expertos y a afrontar problemas reales del liderazgo, como la inconsistencia de la reflexión, la limitación de la racionalidad y la irracionalidad que se suele presentar en la toma de decisiones.

2.5.2 Sobre la identidad de la prospectiva francesa actual dentro del campo de los
futuros
Para identificar el lugar de la prospectiva francesa en el mundo, antetodo resulta conveniente mirar el campo de los futuros como un proceso en permanente evolución, donde conviven diversas prácticas que conforman un amplio espectro, en el cual se ubican diversos enfoques y roles profesionales. De acuerdo con Rick Slaughter (Ver cuadro siguiente) el campo de los futuros contempla tres vertientes principales,

En este contexto, desde el punto de vista académico (Slaughter, 1993) en los estudios del futuro existen varios enfoques, entre otros, uno empírico analítico, positivista, corporativo, de gran influencia norteamericano y liderado por H. Kahn, H Simon y otros. Otro es el crítico, interpretativo, comparativo, de origen europeo y representado por B. de Jouvenel, R. Junk y M. Godet. Y otro es el “activista, visionario”, universal y aplicado, facilitador del desarrollo de los futuros, ejemplificado en el trabajo de E. Boulding, Zieglar, J. Dator, etc. En este sentido el enfoque prospectivo francés, habiendo aparecido en los años sesenta casi a la par en su influencia que el enfoque norteamericano, actualmente se percibe como solo una parte dentro de un vasto conjunto de propuestas y desarrollos sobre el futuro.
Ahora bien, cabe igualmente destacar que las fronteras y/o relaciones entre los estudios del futuro y la prospectiva aparecen un tanto borrosas hoy en día, al incorporarse algunas ideas esenciales de algunos pioneros de la prospectiva como Bertrand de Jouvenel dentro de los estudios del futuro. Así, para Wendel Bell (1994; 54) existe un proceso de reflexión común en el prever el futuro, en el cual se imaginan posibles futuros alternativos y se busca valorar cual futuro puede ser el más probable si se decide o no emprender algunas acciones específicas. Mediante esta exploración el futurista quiere saber, sobre la base de los hechos presentes, cuáles son los futuros verdadera o verazmente posibles, cuáles son los futuros más probables dadas las diversas condiciones, cuáles futuros alternativos son los más deseables; y qué es lo que las personas individual y colectivamente pueden hacer para alcanzar el futuro deseable y evitar las consecuencias del futuro no deseable.

Entonces el autor plantea que el objetivo de los estudios del futuro no es predecir el futuro, pues no se tiene una bola de cristal. Es la exploración sistemática de los futuros posibles, probables y deseables o preferibles, para mantener y/o mejorar la libertad y el bienestar del género humano ahora y en el futuro, así como para propender por el bienestar de todos los seres vivientes, y la capacidad del planeta para “sostener” la vida. De este modo, prospectiva y estudios del futuro compartirían un proceso central.
El campo de los futuros, por consiguiente, se muestra como un terreno donde sus practicantes ejercen funciones distintas, tienen diversos objetivos, laboran desde diferentes tipos de organizaciones, y usan distintas herramientas. Con base en el planteamiento de los futuros posibles, probables y deseables realizado por Bertrand de Jouvenel (1967), Roy Amara ha ideado un esquema que sintetiza muy bien el campo, y permite observar la multiplicidad de enfoques según el énfasis que realice cada quién (Ver cuadro siguiente).


Al respecto, es mi apreciación personal que la obra de Michel Godet, el representante más importante de la actual escuela francesa, en pos del rigor metodológico se ha centrado más en la vía de la identificación de los futuros probables y ha dejado un tanto a un lado la exploración de los futuros posibles y deseables, la cual subordina a aquella8. No obstante, si bien esta decisión fue importante para ganar en profundidad metodológica en los años setenta y ochenta, hoy en día es importante reconocer que igualmente en el mundo se ha avanzado bastante en la exploración sistemática y organizada de los futuros posibles y deseables.
Con este panorama, pues, vale la pena hacerse algunas preguntas. Por ejemplo:
nFrente a los enunciados de los prospectivistas de la primera generación, no es una paradoja que la escuela francesa actual en la práctica operacional se centre más en el futuro probable que en otra cosa?

  • Por ejemplo, no resulta más “prospectiva” la reflexión del norteamericano Jim Dator (1994; 77), para quien el objetivo de los estudios del futuro es ayudar a las personas a vivir de un modo feliz y eficaz, proveyéndoles un sentido de dirección y finalidad, y orientándoles en la complejidad de los futuros alternativos siempre cambiantes, a través de una reflexión sobre visiones siempre renovadas de los futuros deseables ? ;y -lo que es más preocupante-
  • No se queda bastante corto este enfoque de la prospectiva frente a lo que Wendel Bell considera los propósitos básicos de los estudios del futuro?
  • Y no resulta aún más patético que muchos de los consultores que reproducen el discurso de la prospectiva an América Latina -y aquí no hablamos de Godet- se centren en el método por el método, fijándose más en vender las costosas herramientas que en la calidad de los contenidos, aplicando los mismos métodos en diferentes y específicos contextos, con una perspectiva lucrativa y superficial que se reduce a citar unas cuantas frases de cajón y hacer algunas demostraciones de software, sin bases profundas en ciencias sociales y administrativas, como si a ello se redujera la tradición y el quehacer de la prospectiva de la primera generación?

En estas condiciones, por tanto, habría entonces que discutir realmente en donde reside la especificidad de la escuela francesa actual, si en el rigor operacional, -que comienza a ser también común en muchas prácticas-, en el enfoque de análisis -que es bastante restringido en la práctica- o en donde. Puesto que, teniendo en cuenta los argumentos expresados arriba, resulta claro en el campo de los futuros es más facil identificar los estudios del futuro que la prospectiva (a la francesa) y que ésta es apenas un enfoque dentro de los estudios del futuro y no el discurso chic del futuro como algunos pretenden mostrarlo en América Latina,siendo además sus fronteras cada vez más borrosas. Cabe pues retomar la pregunta: Cual es hoy por hoy la identidad de la prospectiva francesa dentro del campo de los futuros? Sin duda a la defensa de la prospectiva francesa saldría el argumento del énfasis en la acción sostenido por Godet, recordando a Berger, y del concepto de futuro como fruto de una escogencia o una decisión en el momento presente que puede transformar las tendencias del pasado, elementos que por demás no aparecen claramente en los estudios del futuro tradicionales9. Pues bien, éste argumento puede ser importante porque a decir verdad la posición de Wendell Bell y de Jim Dator, aunque notable y significativa, parece minoritaria dentro de un campo muy grande como los estudios del futuro, que no se reduce al forecasting, y que se caracteriza tradicionalmente porque los futuros no se presumen sino que se calculan, y además suele hacer énfasis en los asuntos “científicamente atendibles”, que parecen “serenamente” objetivos y neutros al discurso de los valores, sin conexión necesaria con la transformación de la realidad.Sin embargo, habría que preguntarse también si la sola referencia de la prospectiva a la acción sin clarificar bajo que valores se está hablando es realmente una alternativa para América Latina, en el contexto de la globalización, con sus tendencias al aumento de la exclusión social o de la inclusión de las sociedades a un mundo aparentemente gobernado bajo los principios de la “libertad de los mercados”. Entonces, mientras no se clarifiquen realmente los valores a los cuales sirve realmente la prospectiva francesa en la práctica, o ésta se identifique hoy en día más con una caja de herramientas que con su impronta humanista original10, considero más importante hacer énfasis en una prospectiva de corte humano y social, preocupada por un futuro enmarcado en una base ética relacionada con el desarrollo humano y sostenible, y el bien común de la humanidad, vale decir, caracterizada por unos valores explícitos y no implícitos -como si éstos no existieran o se continuara abogando por un confuso objetivismo heredero del estructuralismo-, valores claramente identificadosen favor del bien de un grupo social y no de intereses particulares.11

De este modo Masini (1993) considera que la función de una prospectiva humana y social sería presentar proyectos verdaderos y propios para la construcción social del futuro y así poder contribuir, si no a la solución, al menos sí a afrontar concretamente los problemas sociales. Se trataría así de unafunción de tipo proyectivo pero también de una función clarificadora con respecto a los objetivos de un país, de un grupo humano, del mundo. En la cual, por demás, se busca aumentar la participación de los ciudadanos de la base para modelar el futuro de su comunidad (Cfr. Dator, 1994), y formular imágenes y visiones del futuro amplias, macro, positivas, idealmente realizables, que puedan tener efectos sobre el curso de civilizaciones enteras, como lo proponía Fred Polak (citado por Bell, 1994). Así las cosas, en últimas, la previsión humana y social pretende aumentar la capacidad de las sociedades para construir socialmente su propio futuro, para construir democracias con sentido, mediante procesos específicos que favorezcanla comprensión del cambio social, la participación ciudadana en la toma de decisiones y la producción de imágenes y visiones de futuro frescas y realmente transformadoras de la sociedad (Cfr. Amara, 1981). Es menester, entonces, profundizar en este diferente tipo de prospectiva.

3. La Previsión o prospectiva Humana y social 
3.1 Los antecedentes y las diferencias con otros enfoques acerca del futuro Los antecedentes de una escuela prospectiva humana y social pueden situarse en Gastón Berger (1957) y su idea de una antropología prospectiva, Jean Fourastié (1967) y su trabajo sobre una “moral prospectiva”; los trabajos de Aurelio Peccei y del Club de Roma en su preocupación por el futuro global; la labor pluralista de la World Futures Studies Federation y la Unesco para abrir la prospectiva a países no “occidentales”, los desarrollos prospectivos logrados por los países en vías de desarrollo, especialmente por autores hindúes, paquistaníes y chinos; como también los avances de P. Henrici y Fochs (1977) sobre las bases éticas de la previsión; en los planteamientos acerca de la democracia anticipatoria, realizados por A. Toffler, M. Maruyama y B. Huber en los años setenta; la labor de Riccardo Petrella (1996, 1997a y b) y el Grupo de Lisboa sobre la noción de bien común de la humanidad, y sobretodo y fundamentalmente, en el trabajo pionero de Eleonora Barbieri Masini desde la Universidad Gregoriana de Roma (1993).Por tanto, la prospectiva humana y social aunque conserva amplias conexiones con la escuela francesa, especialmente con el trabajo de los pioneros, recibe amplias influencias posteriores y le trasciende.1

Para aclarar las diferencias resulta imperativo volver a los principales enfoques del campo de los futuros. Como se recordará, los enfoques derivados de la prognosis consideran el futuro como una mera continuación del pasado. En este caso prima el estudio de “los hechos” y su extrapolación razonada. En cambio la prospectiva humana y social no se centra en tratar de predecir la ocurrencia de un determinado fenómeno sino en identificar las fuerzas que impulsan el cambio social, en reflexionar sobre los futuros posibles para actuar y tomar decisiones que vayan en el sentido del futuro deseado. Por tanto, el futuro no sería algo único o cerrado sino algo abierto a la escogencia en el momento presente entre varias alternativas. No estaría escrito, estaría por hacer, por construir. (Cfr. Masini, 1993; De Jouvenel, H., 1993).Así las cosas, su esencia radicaría en construir el futuro dentro de contextos realistas, diferenciándose de este modo de la utopía, puesto que ésta describe mundos perfectos, con un orden ideal e inmutable, que no se sitúan en el espacio ni en el tiempo. De esta suerte, la prospectiva en un sentido humano y social “retendría de las utopías clásicas el poder creador y la imaginación; de las utopías sociales, el examen crítico de ciertos valores; de las antiutopías, la búsqueda de los fallos de nuestros modelos ideales, y de las utopías activistas, la voluntad de acción” (Cfr. Piganiol,1974; 2). Pero no se quedaría en la descripción de un mundo que no existe. Pues, antetodo, la prospectiva es una actitud del espíritu que se niega a aislar el momento presente de la historia, pero abarca también el porvenir potencial y la voluntad de buscar y definir los futuros posibles, así como los caminos selectivos y los métodos que le permiten alcanzarlos.

Por su parte, Masini (1982; 7-8) hace énfasis en el concepto de visión como una nuevadimensión del pensamiento futurista. Así, en lugar de centrarse en los futuros posibles yprobables como el especialista en prognosis, o en los futuros deseables sin conexión con larealidad actual como el fabricante de utopías, para ella los futuristas deben pensar sobretodoen términos de desarrollar visiones. Por esto entiende la capacidad para buscar y escucharen las semillas de cambio que subyacen en el proceso histórico, y para construir proyectospara el futuro a través de acciones basadas en valores claramente articulados. Pues bien,este tercer enfoque constituiría una síntesis de la prognosis y la utopía. Pero el rasgo distintivoestaría en la capacidad para pensar en el futuro en términos de proyectos de futuro quesurgen al confrontar los ideales sociales propios de la utopía con el análisis empírico de losdatos y las tendencias del pasado y del presente.
En suma,Eleonora Masini (1993) establece que la diferencia entre la previsión humana ysocial y el pronóstico o forecasting, la previsión a lo Eric Jantsch y la prospectiva a la francesa,radicaría en:
n el rol de las visiones en la identificación del futuro deseable;
nel rol “constructor de la sociedad” del prospectivista, en lugar del rol “meramente
observador” del pronosticador o previsionista tradicional; y
nel peso que se le otorga a la influencia de los valores presentes y futuros en el análisis
y construcción de la realidad.
Desde este punto de vista el valor fundamental del futurista humano sería la responsabilidad
social. Vale decir, su disposición para comprender las semillas de cambio escondidas en elpresente, descubrir sus propias hipótesis implícitas, y generar visiones que no aceptensimplemente el status quo sino que busquen la transformación de lo actual en pos de unfuturo éticamente mejor desde el punto de vista global, mediante un proyecto que puedarealizarse efectivamente en la acción.
3.2 Los niveles básicos de la construcción social del futuro
Ahora bien, en un sentido amplio puede afirmarse que el quehacer prospectivo se desenvuelve
en cuatro planos o niveles básicos, según se entienda la prospectiva como:
nUn conjunto de técnicas para visualizar el futuro (una tecnología)
En este plano la prospectiva se concibe como un tipo de investigación especialmente creativaorientada a la exploración del porvenir en un horizonte de largo plazo (Miklos & Tello, 1992;37). Busca aportar una guía conceptual para analizar aspectos relevantes de la realidad quepermitan enfrentar con efectividad la complejidad del contexto actual. Usualmente se confundea la prospectiva con la planificación por escenarios, y se trata básicamente de desplegaruna batería de metodologías para identificar problemas.
nComplemento de la planificación (una herramienta para la toma de decisiones)
La prospectiva se concibe como una herramienta o un insumo básico para la planeaciónpues se constituye en una disciplina útil y eficaz de apoyo a los decisores, toda vez que encondiciones de incertidumbre, explora el futuro y con base en métodos propios recoge,procesa, analiza e interpreta informaciones, entregándoles aspectos adicionales ycualitativamente mejores para la solución de sus problemas(Sepúlveda, 1983). Esto esimportante porque el comportamiento de los agentes económicos y políticos en los paísesse manifiesta mediante las decisiones que adoptan dentro de los mercados y gobiernos enque actúan. La información se constituye así en la base principal del proceso para adoptardecisiones menos riesgosas, y más efectivas en términos rentables de resultados.
nUna componente de las ciencias sociales que analiza global y dinámicamente los cambios sociales (una disciplina)

En este plano la prospectiva es una disciplina para el análisis del cambio social, que tiendea convertirse en una ciencia social orientada hacia el estudio del futuro con vistas a laacción.Y como tal considera el movimiento histórico de las sociedades, con el fin desuministrar los principios de selección de los elementos de la realidad social a través de susrelaciones y el descubrimiento de las leyes del funcionamiento y evolución del conjuntosocial (Del Olmo, 1984).Al concebir la unidad del pasado, el presente y el futuro, hacevisible el encadenamiento de movimientos de la sociedad, y sus ritmos variables que conducena las rupturas o mutaciones de tendencias, que determinan las transformaciones históricas.(Martín S., 1978).



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